Nos ha costado más de lo que hubiéramos querido, pero por fin podemos decir que nuestro pequeño cascabel Kenay tiene la maravillosa familia que SIEMPRE mereció; ahora tiene amor, respeto, mimos y un hogar repleto de vida.
Recibimos fotos de él en su hogar y es inevitable que no se nos escape una sonrisa y alguna lágrima… te merecías tanto esto, pequeño. Estos finales son los que nos recuerdan el motivo por el cuál nos levantamos todas las mañanas del año; cómete la vida y se lo feliz que siempre debiste ser. Te vamos a echar infinitamente de menos.
¡Muchas gracias, Familia!
Si hay una raza de perro especialmente castigada, ésos son los podencos. Los vemos llegar delgados, temblando, asustados, maltratados, con una experiencia muy mala a sus espaldas y mucho terror al ser humano. Hay toda clase de refinamiento en cuanto al maltrato que les infringen: ahorcamientos, tiroteo con perdigones, cortes de orejas, cortes de otras partes del cuerpo… O simplemente, abandono en el campo para que se busquen la vida..
Kenay y sus hermanos han tenido suerte. Pero no podemos olvidarnos de todos aquéllos que sufren maltrato y de una vida horrible. Ojalá algún día esta situación cambie y puedan ser tan felices y queridos como el bueno de Kenay.