Hoy Ronia ha cruzado el Arcoíris. Y duele. Duele mucho.
Ronia fue profundamente amada. Fue parte de una familia que la cuidó, la mimó, la acompañó hasta el final. Fue una de esas almas especiales que llegan y dejan huella, aunque no estén con nosotros toda la vida. Tenía una mirada que hablaba, una forma tranquila de estar, una presencia que llenaba.
Hoy no escucharemos sus pasos, ni veremos su carita asomar, pero sabemos que ahora corre libre, feliz, sin dolor. Y aunque su ausencia pesa, su recuerdo será siempre un refugio.
Gracias, Ronia, por el amor que diste. Por cada momento compartido. Por haber sido tú.
Un abrazo enorme, queridos Ann Sophie, Jan, Caisa, Emil 🌈🐾
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- Adiós, maravillosa Ronia